La Ley del Karma – (parte 1)

La Ley del Karma

      El karma, es una ley universal, que la han desarrollado mucho las religiones de la India y que está expresada en los vedas, libros sagrados del hinduismo escritos en el idioma sánscrito, y también en “Los tres cestos de sabiduría” (tipitaka), escrituras sacras del budismo. Donde está explicada esta ley del karma, o sea, la herencia que hemos recibido de nuestros ancestros. En el budismo, que es una continuación o desprendimiento del hinduismo, sus respectivos conceptos sobre el karma son similares al hinduista. El cristianismo, surgió del judaísmo, también aplican esta ley sin darle el nombre de “karma”. En realidad llaman bendiciones y maldiciones del Dios (explicaremos más adelante). Nos referimos a que ellos reciben por mandato divino esta ley especialmente cuando hay algún fracaso, es un aspecto. El otro se da en la vida cotidiana, de la misma manera que en la India y en el resto de los seres humanos. Esto es, si hacemos buenas acciones acumulamos méritos para una vida buena; por el contrario, si realizamos malas acciones tendremos consecuencias negativas inevitables.

Buenos y malos méritos

       El karma se refiere en primer lugar, es al legado que heredamos de nuestros ancestros. Los jainistas (tercera religión de la India) tienen la misma creencia. Es decir que todos los buenos méritos y los malos que hayan realizados nuestros antecesores de acuerdo de sus buenas o malas acciones, lo recibimos como herencia y formarán parte de nuestra naturaleza como individuos, determinando el nivel espiritual o nuestro carácter. Somos el fruto de un linaje de incontables generaciones, heredamos lo bueno y lo malo que ellos han realizado a lo largo de sus respectivas vidas en su paso por el mundo físico.

  Karma ascendente y descendente

    

      El karma ascendente, son los méritos que heredamos de nuestro ancestro. También, existe otro aspecto del karma, que es aquel descendiente, éste es el legado que les dejamos a nuestros hijos y a toda nuestra descendencia. Por eso, la importancia de resolver todas las características negativas y/o problemáticas en nuestras vidas. Debemos entonces limpiar, purificar nuestra vida y desarrollar un carácter centrado en desarrollar la espiritualidad y el corazón, para dejarles un camino más limpio y allanado a nuestros descendientes y que su vida sea más aliviada. El individualismo imperante de la sociedad contemporánea, donde cada uno tiene el derecho de hacer lo que quiere por que somos hombres libres, no tiene ninguna conexión con está ley natural. No puedo desarrollar un carácter compulsivo ni conductas destructivas porque lo heredaran mis hijos y descendencia.

          Dos tipos de méritos

       Generalmente, se cree que el karma es referido al mérito malo que han acumulado nuestros antepasados, pero éste tiene dos aspectos. Todos los méritos positivos que nos han dejado nuestros antepasados a través de sus buenas acciones y aquellos negativos, o sea, los malos méritos que ellos realizaron. Generalmente son en estos últimos en lo que nos enfocamos, más cuando nos referimos al “karma”. Ya que son, sin lugar a dudas las que nos traen mayores dificultades y las que más se hacen sentir. Estas son las que deben ser resueltas y consecuentemente esto requiere esfuerzos, por eso la ya clásica expresión !!!Que karma!!!.

      En realidad, no debemos dejar de darle importancia a lo bueno que recibimos de nuestros ancestros, que es realmente lo que nos va a llevar a tener una vida prospera y ser felices. Tener bien en claro que, cuando somos felices, tenemos una vida prospera y nos sentimos bien, cuando sabemos que tenemos habilidades en las relaciones humanas, somos carismáticos, tenemos capacidad de logros, etc. A lo que me refiero es de no olvidarnos, que lo que hicieron nuestros ancestros nos crea el potencial y condiciones para nuestros logros y prosperidad en todo sentido. De todas manera depende de nuestra actitud de cómo usemos este potencial.

     

   Nuestra actitud

       Nuestra actitud debe ser, invertir para incrementar todo el fundamento de bondad que hemos heredado, los buenos méritos que han acumulado nuestros ancestros, y también poner nuestros esfuerzos en resolver los aspectos negativos del Karma, en un orden de prioridades. Todo aquello que no resolvieron nuestros ancestros y que nos llega a través del linaje. Lo que recibimos de bondad es más importante a aquellos asuntos que debemos resolver, todo podemos usar para nuestro crecimiento. Los asuntos a resolver, cuando lo resolvemos también crecemos, cruzamos una etapa y vamos a otro nivel. Esto es en general, pero existen personas con un grado de karma muy cargado.

   El karma y el ADN

       Si bien, nuestro enfoque es teísta, no dejamos de lado la ciencia que hace su buen aporte, tratamos de unir los dos aspectos. Que dice la ciencia en cuanto al genoma humano, todo lo que hacemos en nuestras vidas queda registrado en el código genético del ADN. No solo respecto a lo genético, sino también aquello referente a la conducta que desarrollamos en nuestra vida, los errores y buenas voluntades respecto a nuestro carácter, e incluso las enfermedades. Toda esa información queda registrada y luego la trasmitimos a través del ADN a nuestra descendencia. Por eso la importancia de purificar nuestro código genético a través de una vida sana, lejos de vicios, malos hábitos y la promiscuidad sexual.

Karma espiritual y físico

       La naturaleza de los seres humanos tiene dos aspectos, un aspecto psicológico espiritual y uno físico, o sea uno más interno y otro más externo, por ende, tenemos dos tipos de herencia karmica, una es espiritual y la otra referente a las particulares físicas. Así como heredamos ciertos aspectos faciales de nuestros padres o abuelos, por ejemplo, lamentablemente también existen enfermedades hereditarias y también conductas. Hay dos aspectos de suma importancia para purificarnos, el ego conlleva a una fuerte carga de pecados, todos estos se cometen con una base de egoísmo, por eso la importancia de desarrollar una vida altruista de servicio, para salir de este ambiente nocivo que nos absorbe.

* Eduardo Corales

* Embajador para la Paz

Deja un comentario